Luis Hernández Español
En primer lugar, voy a plantear una somera descripción de la situación de la relevancia social y político de la mujer en tiempos de Roma para mediante una serie de mosaicos hispanos alto-imperiales plasmar la relevancia de la mujer en las representaciones musivas hispanas.
Las mujeres grecorromanas vivían en un mundo dominado por la clara imagen que los hombres tenían de ellas y del lugar que ocupaban. Esta imagen de las mujeres era formulada por y para la élite masculina, pero también compartida por los hombres corrientes que no pertenecían a la élite. Por bien que funcionase en la vida real, el ideal de mujer en tiempos romanos lo expresa muy bien Juan Crisóstomo (347-407 d.C.), el cual, al describir la división entre hombre y mujer en la comunidad, refleja muy bien el pensamiento clásico acerca del papel social de la mujer:
"El papel fundamental de la mujer es ocuparse de sus hijos, de su marido y de su hogar(...). La actividad humana se divide en dos esferas; una perteneciente a la vida fuera del hogar y otra dentro de él; lo que podríamos denominar esfera publica y privada en el segundo caso. Dios asignó un papel a cada sexo; las mujeres han de encargarse de la casa y los hombres de los asuntos políticos, de los negocios y de las actividades legales y militares, es decir, de la vida fuera del hogar. Una mujer no puede arrojar una lanza o disparar una flecha, pero, en cambio, puede hilar, tejer telas y encargarse de todo el resto de tareas domésticas y hacerlo espléndidamente. No está capacitada para hablar en el concejo municipal, pero puede dar su opinión en lo tocante a asuntos doméstico (...). Aunque no puede realizar funciones públicas, es una hermosa tarea educar bien a los hijos..." (El tipo de mujeres que deberían tomarse como esposas, 4).
Las mujeres grecorromanas vivían en un mundo dominado por la clara imagen que los hombres tenían de ellas y del lugar que ocupaban. Esta imagen de las mujeres era formulada por y para la élite masculina, pero también compartida por los hombres corrientes que no pertenecían a la élite. Por bien que funcionase en la vida real, el ideal de mujer en tiempos romanos lo expresa muy bien Juan Crisóstomo (347-407 d.C.), el cual, al describir la división entre hombre y mujer en la comunidad, refleja muy bien el pensamiento clásico acerca del papel social de la mujer:
"El papel fundamental de la mujer es ocuparse de sus hijos, de su marido y de su hogar(...). La actividad humana se divide en dos esferas; una perteneciente a la vida fuera del hogar y otra dentro de él; lo que podríamos denominar esfera publica y privada en el segundo caso. Dios asignó un papel a cada sexo; las mujeres han de encargarse de la casa y los hombres de los asuntos políticos, de los negocios y de las actividades legales y militares, es decir, de la vida fuera del hogar. Una mujer no puede arrojar una lanza o disparar una flecha, pero, en cambio, puede hilar, tejer telas y encargarse de todo el resto de tareas domésticas y hacerlo espléndidamente. No está capacitada para hablar en el concejo municipal, pero puede dar su opinión en lo tocante a asuntos doméstico (...). Aunque no puede realizar funciones públicas, es una hermosa tarea educar bien a los hijos..." (El tipo de mujeres que deberían tomarse como esposas, 4).
El mundo grecorromano introdujo la idea de inferioridad física y mental de la mujer en todos los aspectos de la vida. Todos los hombres, los poderosos y los de clases populares, tenían absolutamente asumido que las mujeres eran débiles y necesitaban protección para evitar ser manipuladas económica o físicamente. Se las consideraba físicamente débiles, inválidas por la maternidad, dependientes de familiares o tutores masculinos en asuntos relativos a la propiedad o la ley. La mujer era un medio para un fin, y probablemente ella se veía de este modo. El fin era la creación de la unidad familiar que proporcionase herederos y, de esa forma, lograr la transmisión de la propiedad.
Por lo que podemos imaginar, no existían ni se planteaban formas de vida ni aspiraciones alternativas; nada sugiere que las mujeres grecorromanas llegasen jamás a concebir un mundo diferente a aquel en el que había nacido, ni tampoco una ideología que les permitiese plantearse una organización diferente. Debemos asumir que las mujeres aceptaban su condición, oprimida, y que trataban de vivirla de la manera más satisfactoria posible, a veces hasta rebelándose contra el orden establecido pero nunca sin romperlo del todo. Es cierto que las mujeres no participaban en los elementos clásicos de la vida política puesto que no podían votar y estaban excluidas de facto de la educación superior. Sin embargo, si nos fijamos en las mujeres que vivían según el modelo marcado por la élite masculina, pero según sus propias realidades, podemos ver que se desarrollan en un mundo mucho más amplio que el de la imagen ofrecida por la élite.
Por lo que podemos imaginar, no existían ni se planteaban formas de vida ni aspiraciones alternativas; nada sugiere que las mujeres grecorromanas llegasen jamás a concebir un mundo diferente a aquel en el que había nacido, ni tampoco una ideología que les permitiese plantearse una organización diferente. Debemos asumir que las mujeres aceptaban su condición, oprimida, y que trataban de vivirla de la manera más satisfactoria posible, a veces hasta rebelándose contra el orden establecido pero nunca sin romperlo del todo. Es cierto que las mujeres no participaban en los elementos clásicos de la vida política puesto que no podían votar y estaban excluidas de facto de la educación superior. Sin embargo, si nos fijamos en las mujeres que vivían según el modelo marcado por la élite masculina, pero según sus propias realidades, podemos ver que se desarrollan en un mundo mucho más amplio que el de la imagen ofrecida por la élite.
Las mujeres aparecen fuera del hogar de manera cotidiana como por ejemplo: van a comprar, hacen recados, participan en ceremonias religiosas públicas, hacen notar su presencia en los frecuentes alborotos públicos. Evidentemente, las experiencias públicas era diversas según las costumbres locales. Algunas mujeres eran más de quedarse en casa que otras y las costumbres en cosas como la vestimenta también variaban. Al final, en los hogares con pocos esclavos o ninguno, simplemente resultaba poco práctico mantener a las mujeres alejadas del mundo exterior. Era necesario que saliesen a comprar al mercado, o incluso a vender, encargándose de las necesidades de la casa.
El ideal repetido de hilar lana y llevar la casa se corresponde con la norma vigente en todas las sociedades preindustriales en general. Si bien, había otras opciones, a todas las chicas se les enseñaba que el matrimonio era junto a los hijos, el futuro al que se debía aspirar. Cuando una mujer interiorizaba este mensaje y se aferraba a el, le servía de modelo a la hora de hacer frente a cualquier problema que le iba surgiendo a lo largo de la vida. A medida que maduraba, con una mayor experiencia vital, su influencia en el hogar también se iba incrementando. A lo largo de su vida, sin embargo, las pautas sociales y legales la mantenían apartada del mundo dominado por los hombres. Como he dicho antes, también carecía de capacidad legal. Esta capacidad legal, podía verse subsanada en caso de que la mujer tuviera tres hijos, o cuatro en el caso de las libertas. Sin embargo, la mortalidad infantil, unido al desconocimiento de los derechos legales y a la torpeza masculina, sin duda disuadirían a las mujeres de esta manera de pensar, al tratar de participar en actividades políticas.
El papel de las mujeres con respecto al poder ha sido complejo y ha ido variando a lo largo del tiempo. Durante la República, las mujeres estaban más sometidas al varón, sin embargo, durante los últimos años de esta fase republicana y durante los primeros años alto-imperiales, esto cambia y se produce una cierta "emancipación" femenina que provoca que éstas se involucraran en los asuntos estatales a pesar del modelo patriarcal existente. Algunas mujeres pertenecientes a la élite y que estuvieron vinculadas de alguna manera al poder en Roma no se contentaron únicamente con el papel de matrona romana del que nos hablan las fuentes clásicas, como Livia o Agripina. A pesar de ello, muchas de estas mujeres continuaron siendo utilizadas en las estrategias del poder como meros instrumentos.
Cogiendo como base de referencia los mosaicos estudiados por Durán en el año 1993, un total de 148 mosaicos voy a desarrollar una serie de inferencias sobre el papel que jugó en la motivos iconográficos hispanos musivos durante el Alto-Imperio. De los 148 mosaicos estudiados en 1993, tan solo 42, presentan alguna figura femenina, este dato representaría un 28,3 %. Si este dato se compara con otras zonas de Imperio, como la Península Itálica o el norte de África, podemos ver que no hay diferencias sustanciales (30% P. Itálica y 38,8% África). Por lo tanto podemos decir que la iconografía femenina estará, en la mayoría de los casos, condicionada por un sistema de creencias, unas modas o repertorios globales. Esta idea se fundamenta en el sistema de creencias patriarcales anteriormente explicado. También estará condicionada por el grado de aculturación del propietario de la mansión.
Ninguna de las representaciones musivas estudiadas representan la vida cotidiana. Este representación de la cotidianidad llama mucho la atención ya que en el mundo helenísitico, la vida cotidiana era un tema inspirador de muchos motivos decorativos. Hay unos pocos mosaicos que presentan algunos aspectos de cotidianidad, aunque muy escasamente relacionados con el mundo femenino. De igual manera, son muy escasos, por no decir, inexistentes los retratos femeninos en mosaicos y esto contrasta con la etapa del Bajo-Imperio, un periodo en el que si encontramos algunas representaciones.
En el Alto-Imperio las figuras femeninas en los mosaicos hispanos quedarán circunscritas a motivos relacionados con las divinidades. Las figuras femeninas (divinidades) representarán los ideales negativos o positivos que regirán la condición femenina del momento, las principales divinidades que se representarán son:
- Venus-refleja el poder y el amor.
Mosaico del nacimiento de Venus. Quintilla (Murcia)
Fuente: http://mytownlorca.blogspot.com.es/2015/10/villa-romana-la-quintilla_15.html [consultado 20/12/2017]
- Europa-Sumisión.
El rapto de Europa no es una temática abundante en la Península Ibérica. Este tema motivo iconográfico deja claro el poder de Zeus sobre las figuras femeninas (Europa). Podríamos decir que con este tema hay una asociación patriarcal vinculada al alto valor decorativo de estas imágenes y es un indicador del alto nivel cultural del propietario. Su localización en la Bética y en la Lusitania.
Fuente: http://ceres.mcu.es/pages/Main [consultado 20/12/2017]
- Medusa-Protección.
El motivo de la Medusa pierde su carácter terrorífico original para, paulatinamente y especialmente en el Imperio, mostrarse como un elemento apotropaico asociado a las aves y los peces, el cual favorecerá y protegerá a los propietarios de las viviendas que lo empleen. Este motivo decorativo tuvo una amplia difusión en la Baetica, en el Levante ibérico y en la Lusitania. Su disposición en salas de recepción y triclinia o incluso en el atrio está claramente relacionada con la función de rechazar las fuerzas malignas, negativas a la familia propietaria de la vivienda.
Mosaico de Medusa y las Estaciones
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mosaico_Medusa_M.A.N._02.JPG [consultado 20/12/2017]
- Omfala-Capricho.
Mosaico romano de Los Doce Trabajos de Liria
Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mosaico_Trabajos_H%C3%A9rcules_(M.A.N._Madrid)_13.jpg [consultado 20/12/2017]
- Dirce-Orgullo, envidia y crueldad.
A modo de conclusión, podemos decir que las representaciones femeninas en los mosaicos se centraron en figuras divinas y mitológicas, mientras que las representaciones de mujeres realizando tareas cotidianas son casi inexistentes. Las representaciones femeninas en mosaicos, junto a otros soportes como las estatuas, la numismática,... servirían para enviar distintos tipos de mensajes, como se ha dicho, positivos o negativos a la población femenina, para que siguieran manteniendo el orden socio-político establecido por las élites, principalmente masculinas. La percepción que podemos obtener de la mujer gracias a los mosaicos es triple:
- Esposas, madres, hijas,....
- Representaciones de mujeres "eróticas" cuyo papel sugiere el placer.
- Amazonas u otras figuras que eluden la unión carnal.
Solo aparecen aquellas imágenes que contribuyen a una serie de estereotipos previamente seleccionados por los domina, o dueños de la casa a pavimentar. Estas imágenes son treméndamente ilustrativas porque al reproducir una serie de estereotipos nos dicen más que sobre las imágenes de las mujeres sobre la mentalidad de las élites masculinas que pretendían demostrar e incidir en que el único papel de las mujeres eran el que ellos previamente habían seleccionado
Como se ha visto en las líneas de esta entrada del blog, las mujeres se vieron relegadas a un lugar secundario, aunque hubo algunas excepciones relevantes, como Livia o Agripina. Dos personajes que jugaron un papel crucial en el devenir de Roma.
Bibliografía:
https://www.youtube.com/watch?v=HaP4JPni134 [consultado 20/12/2017]
ACEDO PANAL, María Jersús (2015): La mujer y el poder en Roma. Universidad de Cádiz, pp. 5-21.
CID LÓPEZ, Rosa María (2014): "Imágenes del poder femenino en la Roma Antigua. Entre Livia y Agripina". ASPARKÍA, 25, pp. 179-201.
DURÁN PENEDO, Mercedes (1993): Iconografía de los mosaicos romanos en la Hispania Alto-Imperial. Universidad Rovira i Virgilli. Barcelona.
DURÁN PENEDO, Mercedes (1996):"Imágenes femeninas en los mosaico de la Hispania Alto-Imperia". Annals de l´ Institut d´ Estudis Gironins, Girona, 37, pp. 687-710.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, María Pilar (2011): "Mosaicos hispano-romanos con representación de musas". Espacio, tiempo y forma. Serie II, Historia Antigua. 24, pp. 471-490.
https://www.youtube.com/watch?v=HaP4JPni134 [consultado 20/12/2017]
ACEDO PANAL, María Jersús (2015): La mujer y el poder en Roma. Universidad de Cádiz, pp. 5-21.
CID LÓPEZ, Rosa María (2014): "Imágenes del poder femenino en la Roma Antigua. Entre Livia y Agripina". ASPARKÍA, 25, pp. 179-201.
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KNAPP, Robert K. (2011): Los olvidados de Roma. Prostitutas, forajidos, esclavos gladiadores y gente corriente. Ariel, pp. 130-190.
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